El 7 de octubre de 1995, fecha de la que hoy se cumplen 25 años, Diego Armando Maradona protagonizaba uno de los capítulos más emotivos de su extraordinaria carrera, cuando concretó el ansiado regreso a su amado Boca, en ocasión de un partido ante Colón que finalizó con victoria por 1-0, por la fecha inicial del torneo Apertura y que tuvo a La Bombonera rendida a los pies del ídolo.

El astro, quien saltó al campo de juego para el delirio de la feligresía Xeneize con un novedoso mechón amarillo en su cabeza, dejaba atrás una inactividad de 15 meses por la sanción que le había impuesto la FIFA por el doping positivo en el Mundial de Estados Unidos 1994 por una ingesta de efedrina, y volvía a ponerse los pantalones cortos luego de una breve experiencia como entrenador, primero en Mandiyú de Corrientes y luego en Racing.

El «10» lucía la cinta de capitán y atravesaba la madurez de su carrera, con la magia intacta de esa «zurda» prodigiosa que había cautivado a los hinchas de Boca 14 años atrás, en 1981, cuando descolló en el equipo que ganó el Metropolitano, antes de marcharse a Barcelona para iniciar su carrera en el Viejo Continente.

Hubo esa tarde 50 mil almas «Xeneizes», banderas con dedicatorias especiales al ídolo, globos azules y amarillos, bengalas de humo y amor genuino de una hinchada que lo tenía como emblema, en épocas en que los títulos escaseaban.

El equipo era dirigido por Silvio Marzolini, una gloria del club fallecida este año que también lo había conducido en el título de 1981. Luego, en 1982 y tras el Mundial de España, Diego se marchó a Europa pero el idilio no se cortó, por el contrario, el pueblo «Xeneize» le brindaba amor a la distancia y festejaba como propios sus éxitos, sobre todo en la etapa en el Napoli de Italia y fundamentalmente cuando deslumbró al mundo en el Mundial México ’86 con la camiseta de la Selección argentina.

Las súplicas para que regrese se hacían canción cada vez que Diego visitaba como un hincha más «La Bombonera», con el himno: «Vamos Boca, ponga huevos, griten todos, para que vuelva el Diego».

En ese partido ante los santafecinos, la tarde del regreso a su casa, Boca se impuso por 1-0 con un gol anotado por Darío Scotto en el minuto 89, con un certero golpe de cabeza tras un centro de Cristian Kily González.

La campaña de Boca ese año fue buena, hasta que en la recta final el equipo de Marzolini protagonizó una debacle que dejó el Apertura en manos de Vélez, que alzó el título con 41 puntos y le sacó seis de diferencia, junto a Racing y Lanús.

Diego continuó en Boca hasta que se retiró, también en octubre, pero de 1997, en el estadio Monumental ante River.