Es probable que se trate del Sudamericano «más hablado de la historia», por todo lo que aconteció en los últimos días, incluidos choques dialécticos y políticos entre la secretaria de Deportes de la Nación, Inés Arrondo, el Comité Olímpico Argentino (COA), miembros del Enard y hasta la injerencia del influencer Santiago Maratea, buscando un avión para que viaje una delegación de casi 50 atletas a Guayaquil. Sea como sea, llega por caso, la hora de la verdad, la de la competencia. Y con ella, la recta final hacia la posibilidad, para varios de los deportistas, de definir si estarán o no en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que comenzarán el 23 de julio (fueron pospuesto por la pandemia). A pesar de la numerosa delegación nacional, algo inédito, sólo son un puñado tiene chances reales de arribar a la cita olímpica. Una de ellas es la funense Carolina Lozano.
La cita sudamericana, que otorga valiosos puntos para los rankings de cada especialidad (los que no llegan a los Juegos por plazas lo hacen por estas puntuaciones), iba a realizarse en Buenos Aires en la primera quincena de mayo, pero la segunda ola de coronavirus en Argentina hizo cambiar los planes. Así, entre las opciones de Brasil y Ecuador quedó la segunda, con Guayaquil como sede. Allí se medirán entonces, en la 52da edición del certamen, más de 300 atletas del continente, entre este sábado y el lunes.
Para un grupo selecto de argentinos Tokio constituye el faro de desvelo que los moverá en el Sudamericano, mientras que para otros será sumar de cara al mundial del año próximo, para tomar rodaje o para dar marcas que les posibiliten el acceso a una beca de rango continental.
Desde fines de la semana pasada se desató el conflicto en el deporte argentino por este campeonato. Es que inicialmente la delegación iba a ser de unos 50/60 atletas, porque justamente la localía permite dar más plazas de participación. Pero al cambiarse la sede, el Enard, el ente de financiamiento del alto rendimiento deportivo, bajó esa nómina a 19 (contando dos acompañantes de los atletas) y estalló el embrollo. La secretaria de Deportes de la Nación, Inés Arrondo, le exigió al Enard que viajen todos, argumentó tema de posibilidades de competir tras tantos meses de pandemia y cuidados sanitarios, por lo que pidió un vuelo chárter para ellos y no los habituales de línea. El Enard volvió a negarse, se cruzaron dardos con el COA, que defendió a ultranza al Enard y los atletas, por su parte, se contactaron con un influencer que los ayudó a conseguir la plata para viajar.
De inmediato, se instaló el concepto de que cómo un influencer Santiago Maratea podía conseguir lo que un Estado no, millones de dólares para viajar. Y siguió la riña. Porque además esos atletas desoyeron al Enard, que salió a aclarar cuestiones de presupuesto a la vez que la Confederación Argentina de Atletismo (Cada) intervenía con un comunicado «festivo» sobre el logro de los atletas. Vale esta aclaración: el Enard no es el Estado. El Enard es un ente bipartito compuesto por miembros de la Secretaría de Deportes de la Nación y del COA. La presidencia es rotativa y en este momento la tiene en su poder el COA a través de su presidente Gerardo Werthein.
El Enard, que fue creado en 2009 bajo el gobierno de Cristina Fernández, pretendió desde entonces subvencionar a los atletas, con becas, viajes y herramientas de trabajo. Sin embargo y pese a los logros que se evidenciaron en los Juegos Olímpicos y Panamericanos de las últimas dos olímpiadas (período entre Juegos y Juegos), en 2018, el gobierno de Mauricio Macri decidió desfinanciarlo. ¿Cómo? El Enard se regía básicamente del 1% de impuestos a la telefonía celular. Macri decidió devolverle ese porcentaje a las telefonías y que el presupuesto pasara a depender del Tesoro Nacional (con los tiempos que ello implica). Por lo que hoy, pese a que el reclamo de Arrondo es legítimo pero a la vez se contradice internamente, porque su Secretaría es parte de él, no es tan fácil acceder a los fondos ni contar con tanto financiamiento.
El discurso del Enard, argumentando que en los últimos años nunca se mandó a tantos atletas de un mismo deporte y a un mismo torneo es sólido técnicamente, por lo que la disputa parece ir más allá y enfrentar de fondo a dos pesos pesados: a Arrondo con Werthein (muy cercano al macrismo) en una novela que no está clara ni se sabe cómo va a terminar.
Lo cierto es que los atletas, que viajaron con el influencer, en otro capítulo inédito de este Sudamericano multimediático, deberán salir a la pista del estadio Spencer este mismo sábado para intentar demostrar con argumentos deportivos sólidos por qué debían estar ahí. El grupo selecto, ese que más miradas tendrá en consonancia con sus posibilidades de viajar a Tokio está compuesto por: Belén Casetta, Carolina Lozano (ambas en 3 mil metros con obstáculos), Mariana Borelli, Florencia Borelli, German Chiaraviglio, Maximiliano Díaz, Federico Bruno, Elian Larregina, Carlos Layoy, Ailén Armada, Joaquín Gómez y Guillermo Ruggeri.
El resto de los integrantes de la delegación, con casi una decena de deportistas santafesinos peleará, cada uno, por su propio objetivo. Más grande o más pequeño, quizás sin los Juegos en la mira, pero apuntando lejos.