El conjunto de Lionel Scaloni, que se medirá con Uruguay en el estadio Mané Garrincha de Brasilia, deberá cumplir con una logística en la que, por protocolo sanitario, se ve obligado a volver a la concentración de Ezeiza durante el período de tiempo que tenga libre entre los partidos.
Argentina afrontará los dos próximos partidos de Copa América en Brasilia, ante Uruguay y Paraguay, en ese orden, con una diferencia de 72 horas entre un encuentro y otro, y en ambos casos frente a seleccionados que llegarán a esos compromisos por la segunda y tercera fechas del Grupo A con una semana de descanso previo.
Además, la logística propuesta de jugar en Brasil la primera fecha el pasado lunes frente a Chile y volver a la concentración de Ezeiza para viajar nuevamente el próximo jueves hacia la capital del país organizador, no pareció resultar todo lo beneficiosa que se preveía.
Es que después del empate 1-1 frente a los chilenos en Río de Janeiro, al tener que viajar toda la delegación argentina de regreso al predio de AFA en un solo avión, por imperio de la burbuja sanitaria, los futbolistas debieron esperar a que la utilería armara y embarcara los numerosos bártulos que debió trasladar a Brasil, lo que retrasó considerablemente el despegue del vuelo chárter, que terminó haciéndolo pasada la medianoche.
Esto implicó que el arribo al complejo Julio Humberto Grondona se produjera sobre las cinco de la madrugada, lo que derivó en que los jugadores prácticamente no vieran la luz del sol el martes, ya que descansaron por la mañana, almorzaron y retomaron el sueño con una siesta, para entrenar (los que jugaron) en el gimnasio alrededor de las 19, cuando el sol ya hacía una hora que había caído sobre el bucólico y frío predio afista.
Por lo tanto, el equipo argentino recién pudo entrenar con los jugadores en mejores condiciones físicas recién la tarde del miércoles, luego de los habituales hisopados prepartidos, cuando los futbolistas volvieron al gimnasio bajo la supervisión del preparador físico, Luis Martín, que luego estuvo a cargo también de labores en el terreno de juego, con recorridos aeróbicos en circuitos y por postas.
La logística propuesta fue jugar en Brasil la primera fecha frente a Chile y volver a la concentración de Ezeiza para viajar nuevamente.
La logística propuesta fue jugar en Brasil la primera fecha frente a Chile y volver a la concentración de Ezeiza para viajar nuevamente.
Para el momento en que apareció la pelota en la práctica ya estuvo presente el técnico, Lionel Scaloni, quien dispuso un trabajo táctico mientras que los cuatro arqueros del plantel (Argentina es el único seleccionado con esa cantidad de guardavallas de los 10 participantes), Emiliano Martínez, Franco Armani, Agustín Marchesín y Juan Musso efectuaban tareas típicas del puesto con el entrenador específico, Martín Tocalli.
El jugador que acusó más el cansancio fue Nicolás González, de gran despliegue ante los chilenos en un piso en muy mal estado como el del estadio Olímpico Nilton Santos, un escenario que amenaza con repetirse el viernes frente a los uruguayos (desde las 21), en el Mané Garrincha, de Brasilia.
Estado físico y fixture del seleccionado argentino
El cansancio es el que converge con el fixture desfavorable, ya que pese a ser cabeza del Grupo A, el seleccionado argentino jugará en la segunda fecha con un Uruguay, que tuvo libre la primera, mientras que lo hará el lunes próximo por la tercera, también desde las 21, ante Paraguay, que lidera la zona tras su victoria sobre Bolivia, luego de que los «albirrojos» no tengan actividad en la jornada que viene.
Los argentinos recién tendrán una semana de descanso por fecha libre luego del partido con Paraguay y antes de cerrar la fase de grupos, el lunes 28 del corriente, siempre desde las 21, en el estadio Arena Pantanal, de Cuiabá.
Ese período de espera para afrontar el cotejo frente a los bolivianos, el plantel argentino lo pasará en Ezeiza, ya que los tres días que habrá entre el partido con Uruguay y el de Paraguay los pasará en el hotel Windsor Brasilia, situado a un kilómetro escaso del estadio Mané Garrincha.
La delegación argentina regresó al predio de AFA en un solo avión, por imperio de la burbuja sanitaria.
La delegación argentina regresó al predio de AFA en un solo avión, por imperio de la burbuja sanitaria.
Y para ese cotejo frente a los uruguayos Scaloni terminará de definir el equipo en el último entrenamiento que realizará en Ezeiza el próximo jueves desde las 10.20, antes de viajar a primera hora de la tarde rumbo a Brasilia.
Para las 15.45 está prevista la conferencia de prensa habitual prepartido del técnico y un jugador, antes de partir la delegación a las 16.30 con destino a la capital de Brasil, a donde tiene arribo previsto para las 19.45.
El posible equipo frente a Uruguay
Scaloni trabajó con el siguiente equipo en mente: Emiliano Martínez; Gonzalo Montiel, Nicolás Otamendi, Cristian Romero (ya recuperado de la sobrecarga muscular en la cara posterior del muslo izquierdo que sufrió ante Colombia por eliminatorias) y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Giovani Lo Celso; Lionel Messi, Lautaro Martínez y Nicolás González o, si no está en condiciones físicas, Ángel Di María.
Uruguay y Paraguay tienen en particular, además del hecho de llegar descansados a sus enfrentamientos con Argentina, que ambos finalizan con el vocablo guaraní «guay», que significa «río» (‘Río de los pájaros’ los primeros y ‘Río bonito’ los segundos). Ojalá el cansancio no termine ahogando a Messi y compañía ante ellos.
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