Daniela Montesano logró plasmar el abrazo de dos actores fundamentales de la historia de la Fórmula 1, una sublime ilustración que luce orgullosamente el Instituto Senna en San Pablo.
Por José Pommarés
Con su pequeña paleta, un arcoíris de colores y su dócil pincel, la artista plástica Daniela Montesano logró plasmar el abrazo de dos actores fundamentales de la historia de la Fórmula 1, Juan Manuel Fangio y el brasileño Ayrton Senna, una sublime ilustración que luce orgullosamente el Instituto Senna en San Pablo.
Montesano es artista oficial del Museo Juan Manuel Fangio y, tras contar con la bendición del conservatorio donde duermen los autos emblemáticos del quíntuple campeón mundial, en su Balcarce natal, se propuso la aventura de llegar al Instituto Senna.
¿Por qué Ayrton Senna?
¿Por qué Ayrton Senna?: «Me atrajo su personalidad, era un hombre que perseguía sus sueños y fue tal el impacto emocional que sentí el día de su muerte que me sensibilicé con él y me propuse homenajearlo a través de mi pincel», confiesa a Télam desde Azul, su ciudad de origen.
Hace casi cinco años, el 15 de julio de 2016, Daniela fue al Museo Fangio a pintar la coupé Chevrolet V8 verde que el balcarceño tripuló para ganar el primer campeonato de Turismo Carretera de 1940.
En su recorrida por ese lugar, recordó: «Me detuve en el McLaren que un empresario le donó al museo, y al otro día fui con mi hermano Matías a sacarme una foto. En el hotel vi la foto y una aura de luz, le dije a mi hermano que era una señal y que íbamos a llegar al Instituto Senna».
«Después apareció Sebastián Gómez, un seguidor en Instagram que vio una cuadro mío, me etiquetó y me ofreció el e-mail del Instituto. Inmediatamente escribí contándoles de mi pasión y admiración por Ayrton, les dije que quería acercarles un cuadro y terminaron solicitándome cinco», relató.
En el museo del brasileño, notó que faltaba una foto de Fangio, por lo que decidió pintar la escena del podio de marzo del ’93: «Toda la familia de Ayrton se emocionó y me invitó al salón del automóvil de McLaren en noviembre de 2017, donde entregamos un cuadro a Lewis Hamilton».
A raíz de ese lazo que hizo Montesano con el Instituto Senna fue invitada nuevamente en mayo de 2018 a San Pablo, donde en 19 noviembre de 2019 pintó en vivo. Armaron un espacio VIP de dos pisos y Daniela, sola con su paleta, colores y pincel, plasmó las máquinas, cascos, buzos y copas del ídolo brasileño.
«Ese día fue el más feliz de mi vida» admitió Montesano. «Sacaron todos los autos de Ayrton ante la mirada de muchos famosos, expilotos de Fórmula 1, y gente relacionada al automovilismo», memorizó.
Fangio y Sena
Fangio y Senna se dispensaron mutua admiración y cuando podía Ayrton visitaba al balcarceño tanto en Brasil como Buenos Aires. El 28 de marzo de 1993, Senna ganó con su McLaren el Gran Premio de Brasil en el autódromo Carlos Pace de Interlagos, y tras la coronación en lo más alto del podio, Fangio le extendió la mano, y Senna se bajó y se puso a su misma altura y le dijo: «No puedo estar más alto que usted».
Hasta su muerte, el 1 de mayo de 1994 en Imola, Ayrton siempre admiró al balcarceño. «Durante toda su carrera demostró que fue el mejor y lo sigue siendo, pero por sobre todo es un gran hombre», lo recordaba.
La pintura, la pasión de Daniela
De muy pequeña, Daniela no le pedía a Papá Noel muñecas sino pinceles y su diversión era pintarles a sus hermanos los autitos réplica de los ídolos del Turismo Carretera. Ese fue el inicio del estilo cómics, fanzines y arte pop que desarrolló, con trazos gruesos y paletas de colores sólidos brillantes.
Siendo adolescente, se inscribió en la escuela de Bellas Artes de Azul y cursó sólo un año porque luego viajó a La Plata para avanzar en su capacitación. Allí tuvo como profesor de dibujo a Rocambole, histórico ilustrador de la banda de rock platense Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
«Sentía la necesidad de pintar, tenía que canalizar lo que más me gustaba. Volvía a Azul y pintaba macetas, decoraba locales, y todo lo que me pedían o me mandaban. Pero mi idea fija eran los autos y los cascos», contó.´
«Sentía la necesidad de pintar, tenía que canalizar lo que más me gustaba»
DANIELA MONTESANO
La pasión por los fierros se le despertó por los vínculos de su familia. Su papá trabajaba en una concesionaria Renault del expiloto de TC, Turismo Mejorado y Fórmula 3 Oscar Mauricio Franco, quien también integró la Misión Argentina que compitió en las 84 Horas de Nürburgring de 1969.
Sus tres hermanos son «tuercas» (corredores zonales de distintas categorías) y Daniela los acompañó por distintos autódromos.
Sus trabajos fueron presentados en diversas exposiciones, libros de arte de New york y festivales en Argentina, (Track Day, Autódromo Gálvez, Museo Juan Manuel Fangio, Tecnópolis, Hotel Savoy, Paseo Fangio y Museo Hermanos Emiliozzi).
Pintó marcas como Ferrari, Porsche, Ducati, MV Agusta, hizo trabajos para la ACTC, el TC y el Súper TC 2000, entre otros.
«Lo más loco fue pintar un auto en escala y también tener el auto en vivo y directo para tomarle las medidas. Fue en 2018 en el MSI de Teo Martin en Madrid y lo más gracioso de todo fue que tenía tanta alegría y ansiedad por estar ahí que lo pinté en dos días», rememoró con gracia.
Para el futuro Daniela se planteó: «Me encantaría poder pintar en una carrera emblemática de la F1 como Mónaco o Monza o ir a McLaren y colgar un cuadro de Senna. Ese sería mi sueño»
«Pero lo más lindo de mi arte es que va llegando a lugares impensados y lo más gratificante es que puedo ayudar con él haciendo campañas para gente o identidades que lo necesitan», concluyó.