Nadie duda que Lole Reutemann es uno de los grandes exponentes del deporte argentino y de aquella “Santa Fe cuna de campeones”, que en la década de los 70 protagonizaron junto a otro inolvidable como Carlos Monzón.
Pero más allá de aquellas mañanas de domingo de los 70 y 80, donde las calles de Argentina quedaban desiertas, cuando se corrían los grandes premios de la F1, tuvimos la posibilidad de conocer a la leyenda deportiva, ya gobernador, como hombre de estado.
La Fiesta del Deporte Santafesino, nos dio esa satisfacción, primero de tenerlo en una de las primeras ediciones en 1993, en el flamante Shopping La Ribera. Recuerdo que ni siquiera se había cursado una invitación formal, como luego lo haríamos de manera ininterrumpida con cada gobernador de la provincia. Fue mi padrino que integraba la dirección de ceremonial, el negro Prieto para sus amigos, quien cerca de las cinco de la tarde me decía que el Lole iba para entregarle los premios a los mejores deportistas de esa temporada.
Un año antes en la Fontana Ristorante arrancó una historia que ya lleva tres décadas, con 30 deportistas premiados, la noche del Robo del Siglo al Banco Regional de Rosario, cuando otro gran protagonista de la política santafesina había prometido una presencia que nunca se dio, Jorge Obeid, intendente de la ciudad y futuro gobernador.
Aquella noche de 1993 que contó con la presencia del factótum de aquella flamante plaza comercial, el olímpico Ángel Malvicino, tuvo la presencia del gobernador, que llegó sin custodia, como lo hacía habitualmente, con mi padrino como único acompañante.
Oscar Donayo, un histórico de las pesas, el Profesor Juan Scarpín hombre fuerte de atletismo y Polito Montemurro, presidente de la Liga Santafesina, fueron los representantes de una dirigencia deportiva que nos bancaba desde los primeros números de la revista Deporfé allá por junio de 1991.
Allí con la locución de Marcelo Brondino, fuimos presentando a los distintos deportistas destacados, para que, en el cenit de la noche, la estatuilla que originalmente ideó Bernardo Facta, fue levantada por el “zurdo” Julio César Vásquez, aquel campeón mediano que muchas decían era la reencarnación de “Escopeta” Monzón.

REUTEMANN CON DEPORTES,FOTO SALVA D1,04-12-02------
REUTEMANN CON DEPORTES,FOTO SALVA D1,04-12-02——

Aquella noche Reutemann, saludó a todos los deportistas y a la gente, no había celulares ni selfis, no existían las redes sociales con el poder que hoy conocemos y el gringo nacido en Manucho imponía un respeto por su imponente presencia, pero una atracción que le permitió llevar la idolatría deportiva al tan complicado mundo de la política.
Años más tarde, cuando ya había pasado el primer interregno de Jorge Obeid como gobernador, tuvimos la posibilidad de volver a compartir con el Lole, en su propio despacho por una gestión del entonces senador Duilio Pignata, otro de los hombres de confianza del Lole en la zona de la costa.
Era su segundo mandato, ya se hablaba de la posibilidad de Lole como referente nacional, como el hombre de la renovación del desgastado menemismo que lo había traído a la política. Había pasado el 2001, la crisis económica, el conflicto social y el éxodo masivo de los argentinos.

aerea

Vino el tiempo de los 5 presidente y gobernaba Eduardo Duhalde que quería convencerlo de ser el candidato para enfrentar a Menem en las elecciones de 2003. El Lole que hizo del respeto y la lealtad su principal capital, no aceptó el convite y a partir de aquella frase “ví cosas que no me gustaron”, se gestó otra leyenda, que Duhalde se encargó de agigantar cuando su candidato ya era Néstor Kirchner. Difícil de entender en estos tiempos, que nadie renuncia a un cargo político, el Lole dijo a NO a la posibilidad más que concreta de ser presidente.
No me gusta el periodismo autorreferencial, o escribir en primera persona, tengo sensaciones encontradas, por un lado, el respeto hacia uno de los deportistas argentinos más destacados, el subcampeón del mundo, el mejor tester de fórmula 1, el sucesor de Juan Manuel Fangio, el político que divide aguas. Porque en la ciudad de Santa Fe, hay un antes y un después del 29 de abril de 2003 cuando el Salado inundó más de un tercio de la ciudad.
Esa misma inundación que tapó la casa de mis viejos, en el barrio de mi infancia, ese mismo sur de la ciudad donde cimentaron su amistad desde la adolescencia, mi viejo, Moncho y el negro Prieto, ese que aquella tarde de 1993, pasó por casa para avisar que el Lole iba a entregar los premios de aquella segunda fiesta del deporte santafesino.

Fabián Acosta
Integrante de la Agencia Santa Fe Deportes