El hombre que se desempeña en la Secretaría General de la Presidencia aspira a un fútbol argentino «moderno, transparente y que esté bien organizado».

Fernando De Andreis quedará en la historia como el último dueño político de Fútbol Para Todos. Heredó el programa cuando asumió el gobierno de Mauricio Macri y el presidente decidió, en su primer mes de mandato, traspasar Fútbol Para Todos a la Secretaría General de la Presidencia, que ocupa De Andreis. Hasta entonces, el FPT estaba bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete. «Queremos que el fútbol argentino siga manteniendo la mística y la vitalidad que lo hacen único en el mundo y que, al mismo tiempo, sea moderno y transparente y esté bien organizado. Ése es el camino que proponemos desde el Gobierno y, para seguirlo, estamos dispuestos a aportar y conversar con todo el mundo del fútbol», razona el funcionario.

El Gobierno piensa en controlar las finanzas de los clubes hasta el último centavo. El descontrol fue, justamente, uno de los peores rasgos de Fútbol Para Todos entre 2009 y 2015. «La herramienta fundamental para avanzar en esa dirección es lo que en el mundo se conoce como «fair play financiero», que es un conjunto de reglas acordadas entre los clubes y la AFA que garanticen la competencia, saneen a los clubes y contribuyan a hacer que el fútbol sea sostenible en el tiempo», cuenta De Andreis. En el marco de este conjunto de reglas, los clubes deben estar al día con sus impuestos y con los sueldos de sus jugadores (si no, recibirán una multa o un castigo, incluido el descenso) y tener presupuestos equilibrados, para evitar las acumulaciones de deudas y los rescates de último momento, como los que hizo la AFA en estas décadas.

El aspecto financiero no es el único en el que el Gobierno insiste con miras al futuro. Un tema fundamental es la organización de los torneos. En este sentido, el campeonato de 30 clubes en la primera A no hizo sino destruir dos certámenes de un saque: complicó la logística de la primera categoría e hizo inviable la B Nacional, en la que los clubes gastan sumas millonarias sólo en traslados y concentraciones. «El fútbol debería ofrecer un espectáculo más atractivo y mejor organizado que el torneo actual; 30 equipos son demasiados. Una reforma de los estatutos de la AFA ayudaría a recorrer este camino de modernización y transparencia», postula De Andreis.

De la mano de los controles económicos y la reforma de los torneos, el Gobierno insiste en su intención de abrir el fútbol a los capitales externos. El camino de «modernización y transparencia» incluye la posibilidad de que «los clubes que así lo quieran y cuyos socios estén de acuerdo puedan transformarse en sociedades anónimas, sin que eso invalide que los clubes que quieran seguir siendo asociaciones civiles y cumplan con las reglas del fair play financiero puedan mantener su estado actual. Lo importante es darle opciones a los clubes y que cada uno pueda elegir», continúa De Andreis.

El mensaje es tan claro como contundente. La conferencia de prensa del titular de la AFIP, Alberto Abad (en la que también intervino De Andreis), y la enumeración de los máximos deudores de la AFA expusieron cómo ha sido manejado el fútbol argentino en los últimos años: deudas galopantes y atrasos continuos en los pagos. El Gobierno, ya sin Fútbol Para Todos, quiere profesionalizar los controles y propiciar que los clubes comiencen a devolver al menos parte de los millones que deben (al fisco y, sobre todo, a la AFA, que integran).

«Estamos dispuestos a ayudar y a hacer nuestro aporte en este camino, que es el mismo que ya empezó a transitar nuestro país y que exige que todos seamos solidarios y responsables a la hora de tomar decisiones y que lo hagamos pensando en lo mejor para todos los argentinos», sostiene De Andreis, el funcionario que anunció por cadena nacional la muerte de Fútbol Para Todos, el programa que estatizó las transmisiones de fútbol en 2009.