Vanesa García, habitual corredora del circuito mundial, estaba entrenando en el Cenard con la española Esther Nuñez, pero por la pandemia regresó a Santa Fe.

Es unas de las mejores nadadoras del mundo, surgida de los circuitos locales de aguas abiertas, llegó a estar entre las cinco mejores del mundo. Es una de las grandes protagonistas del circuito profesional Fina de grandes maratones. Su gran entrenador y formador ha sido el profesor Raúl Strnad, y en la actualidad estaba nadando en el Cenard de Buenos Aires bajo las órdenes de la española Esther Nuñez, excampeona mundial del circuito Fina. En su historial como deportista de elite compitió nueve veces en la Maratón Santa Fe-Coronda, muchas en el Lago San Juan en Canadá, y en cuatro oportunidades la Hernandarias-Paraná, a lo que hay que sumarle el circuito internacional Fina, y varias travesías en diferentes partes del mundo. Vanesa García es una gran deportista, que en silencio y con mucho profesionalismo siempre busca mejorar y superarse. Como a todos los deportistas, y a los nadadores en particular debió afrontar la pandemia de Covid-19 sin poder entrenar en la piscina, cosa que logró hacer ya hace un tiempo.

«Este tema de la cuarentena al principio la pasé mal en Buenos Aires, porque había empezado todo el tema del confinamiento, y porque había parado de nadar. Empecé a buscarle soluciones y una de ellas fue alquilar una bici, entonces pude arrancar a pedalear todos los días. Recién en junio me pude volver para Santa Fe» comenzó expresando Vanesa García a UNO Santa Fe.

Vanesa García, talentosa nadadora santafesina, comentó que «al volver a Santa Fe comencé con mis entrenamientos en Ateneo Inmaculada, en el cual quiero agradecer a Ramiro Videla que es el director deportivo, ya que sin él no hubiese sido posible haber podido ingresar tan rápido al agua. Arranqué a nadar y el tema del gimnasio, las primeras semanas me costó mucho, ya que se pierde la sensibilidad con el agua, y un poco el estado físico. Mientras duró la cuarentena, que estaba en Buenos Aires, se cerró el Cenard, así que estaba en el departamento, y lo único que podía hacer era bicicleta. Cuando volví a Santa Fe la situación cambió y fue algo diferente».

La Torita, como se la conoce, sostuvo que «la vuelta a poder nadar fue una sensación impresionante porque pocas cosas me movilizan, será por mi personalidad. Me enfoco en lo mío, el primer día que vine a nadar fue emocionante, fueron 40 minutos, que es lo que podía nadar en ese entonces, hasta que llegaron los permisos. El primer día de natación, estaba en el borde de la pileta y lloraba de la emoción».

La varias veces competidora de la Maratón Santa Fe-Coronda destacó que «en Buenos Aires estaba entrenando con Esther Nuñez, y cambió todo mi entrenamiento. No hacía lo que yo venía haciendo, y al principio me costó mucho. La adaptación fue muy dura, porque no estaba acostumbrada al formato de trabajo. Las diferencias, por ejemplo, acá no corría ni hacía gimnasio. Eso me cambió mucho, y la metodología de trabajo en la pileta también pasó a ser distinto. Ella lleva muy bien al equipo, el cual lo integran Damián Blaum, Matías Díaz, Daira Marín y Pilar Geijo que ahora ya no está más con nosotros».

Agregó que «fue raro porque antes se la veía a Esther en las carreras como competidora, y ahora verla como entrenadora es diferente. Lo lleva muy bien, porque sabe separar, en el momento que hay que entrenar, con el momento que estamos afuera del agua. En ese sentido es muy profesional, y la verdad que se la respeta mucho».

Un año sin competencias

La nadadora de aguas abiertas que en 2018 fue reconocida por el Concejo Municipal como deportista santafesina destacada se refirió a lo que era un año muy cargado. «Este año tenía pensado hacer algunas travesías en España, y después todo lo que era el circuito Fina. El mismo estaba compuesto por Capri-Nápoles, Canadá, Croacia, Macedonia, e íbamos a terminar con la Santa Fe-Coronda y Rosario. La suspensión de todo el calendario fue un golpe duro, hasta último momento tenía la esperanza que todo mejoraría, pero cuando vimos que era masivo, era imposible que se hiciera el circuito».

«Me había ido a Buenos Aires para hacer un entrenamiento con los chicos en el Cenard, y la verdad que al principio fue duro. Después lo tomas como todo. Sobre el futuro no hay nada cierto, hay que esperar como se va dando todo, si se va a realizar el circuito o no, y calculo que en un tiempo prudencial vamos a saber que pasará el año que viene con las competencias» destacó Vanesa García.

Ante la consulta de como fue el 2019, la especialista en aguas abiertas comentó que «no fue ni bueno ni malo, creo que fue de transición. En el medio fui a competir en varias travesías en España, me fui a entrenar allá también, y era un año en el cual sentí que, porque ya llevo casi diez años haciendo el campeonato, que era un año que iba a competir, sabía que no iba a estar al ciento por ciento porque necesitaba descansar mentalmente más que físicamente».

En relación a sus inicios en la natación explicó que «comencé de muy chica porque tenía problemas respiratorios, entonces el médico le dijo a mi mamá que me mande a nadar, que recuerdo que la primera vez que fui no me gustó. Empecé en Swimming, que era un centro especializado en el cual estaba Raúl Strnad, y aprendí con su hermano. Mi primera medalla me la entregó Raúl. Después Raúl me llevó a Regatas, hice mucho de pileta, y para el circuito me inicié con él. Siempre fue un entrenador súper organizado, y la primera pregunta que te hacía es cuál es tu objetivo. A veces los chicos nadan, y no saben para qué. Pero yo tenía claro que quería correr el circuito, estar entre las cinco primeras del mundo, y lo logramos».