La disciplina cierra de la peor manera un año que en lo deportivo casi alcanzó la brillantez con el triunfo por primera vez sobre los All Blacks y los dos empates con Australia.
Por Emilio Coppolillo Bianco
El rugby argentino cierra de la peor manera un año que en lo deportivo casi alcanzó la brillantez con el triunfo por primera vez sobre los All Blacks y los dos empates con Australia, aunque terminó de modo lamentable para un deporte que pregona valores que suenan dulces al oído, pero que muchas veces se dan de bruces con la realidad.
Un año que comenzó muy mal con el asesinato del joven Fernando Báez Sosa en Villa Gesell a manos de un grupo de rugbiers juveniles y que cerró también muy mal con el pobre homenaje ofrecido por Los Pumas a Diego Maradona y la aparición de mensajes racistas y xenófobos escritos hace ocho años por el capitán del seleccionado, Pablo Matera, y sus compañeros Guido Petti y Santiago Socino.
Manifestaciones que generaron el repudio de la World Rugby, de organismos como la Secretaría de Deportes y el Inadi, y del ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, quien aseguró que «la solución no es solo en el castigo, esto del rugby es mucho más profundo», una definición exacta de la situación.
«La solución no es solo en el castigo, esto del rugby es mucho más profundo»
MATÍAS LAMMENS
Y es más profundo porque la Unión Argentina de Rugby, la entidad máxima del deporte, pasó en 48 horas de suspender a los tres jugadores a dar marcha atrás ante la presión que ejerció el plantel de Los Pumas, que cerró filas con mucho de espíritu de cuerpo y no tanto de reflexión, presión a la que se sumó el denominado Mundo Rugby, integrado por jugadores, entrenadores, dirigentes e inclusive periodistas, con el argumento de que los comentarios databan de mucho tiempo y los involucrados habían pedido disculpas.
Hasta no faltaron las llamativas declaraciones de Carlos Araujo, presidente de la UAR hasta hace dos años, quien adjudicó el estado público de los cuestionamientos a «una guerra política entre albertistas y macristas».
Un como mínimo curioso razonamiento que puede ser una buena punta para entender cómo es que en el rugby argentino conviven confusamente enseñanzas ejemplares y actitudes deleznables.
El rugby argentino contiene iniciativas loables como el Programa 2030 hacia una «nueva cultura» de la UAR, que tiene como objetivo reconocer y resolver la conflictividad relacionada con este deporte en el país.
También existen equipos que promueven la inclusión y la diversidad, como Los Espartanos, formado por internos de la Unidad Penal 48 de San Martín; los Ciervos Pampas, compuesto por jugadores que luchan por visibilizar los derechos de la comunidad LGBT, o el Tobas Rugby, integrado por formoseños de la comunidad toba qom.
Sin embargo, predomina una matriz dirigencial que toleró por décadas el elitismo del club Universitario de Buenos Aires (CUBA), uno de los de mayor peso en su seno, que prohibía a las mujeres ser socias plenas hasta noviembre de 2018.
Predomina una matriz dirigencial que toleró por décadas el elitismo del CUBA, uno de los de mayor peso en su seno, que prohibía a las mujeres ser socias plenas hasta noviembre de 2018
O que pregona los valores que difunde el deporte cuando son moneda corriente las peleas que protagonizan los jugadores en sus salidas nocturnas, como la que tuvo como actor al propio Matera hace cinco años en Pilar, o los recientes hechos de violencia en Córdoba que involucraron a juveniles del Tala, y otro en Roldán con jóvenes de Atlético del Rosario, uno de los fundadores de la UAR en 1899.
Contradicciones que no son nuevas y que tienen antecedentes lejanos como cuando el seleccionado argentino, maquillado como Sudamérica XV, quebró el bloqueo internacional al régimen racista y visitó en 1982 a Sudáfrica en pleno apartheid.
Y más cercanos y graves, como el prometido y nunca cumplido homenaje a los 152 rugbiers desaparecidos en la última dictadura militar. No es casualidad que Los Pumas, como representativo nacional, jamás hayan visitado la ex ESMA, lo que sí hicieron los All Blacks en 2019.
El punto justo quizás lo haya dado Agustín Pichot, excapitán de Los Pumas y candidato derrotado en las elecciones de la World Rugby de este año, cuando afirmó que «este deporte ayuda a mucha gente a tratar de ser buenas personas además de buenos deportistas, pero la autocrítica hay que hacerla ya».
Estos tristes episodios dejaron en segundo plano lo estrictamente deportivo, en un año que tuvo apenas seis meses de competencia por la pandemia de Covid-19.
Lo del seleccionado argentino en el torneo de las Tres Naciones fue muy bueno no solo por los resultados sino porque se consolidó un grupo de jugadores de nivel internacional y ya se puede hablar de un plantel con el recambio necesario para torneos de jerarquía.
El combinado Los Jaguares, la base de Los Pumas, no tuvo competencia porque se canceló el Súper Rugby 2020 jugadas siete fechas, cuando el representativo nacional ocupaba el tercer lugar en la Conferencia Sudafricana.
El seleccionado de rugby seven, Los Pumas 7 s, cumplió una aceptable actuación en la serie mundial 2019-20 y finalizó en noveno lugar, circuito que fue suspendido cuando se cumplían seis etapas y restaban jugarse cuatro Además, el equipo dirigido por Santiago Gómez Cora, ganó el Sudamericano de la especialidad jugado en Valparaíso, superando en la final a Brasil.
En tanto, el seleccionado femenino de seven apenas pudo tener dos concentraciones en Don Torcuato y Alta Gracia y prácticamente no compitió ya que se canceló el torneo que debía jugarse en Sudáfrica en marzo y otorgaba una plaza para el circuito mundial.
Histórica victoria de Los Pumas ante los All Blacks
Les quedó el consuelo de ocupar el quinto lugar en el Sudamericano jugado a fines de noviembre en Montevideo, torneo ganado por Brasil.
Argentina XV, un equipo B de Los Pumas, ganó el Sudamericano de mayores jugado en Montevideo, el primer torneo jugado en la región durante la pandemia, y en el ámbito local no se jugó el tradicional torneo de la URBA y tampoco el Nacional de Clubes y el Torneo del Interior.
El seleccionado juvenil, Los Pumitas, tampoco vio acción ya que fue cancelado el Mundial de la categoría que debía desarrollarse en Italia a mediados de año.
La pandemia de coronavirus también clausuró la Superliga Americana, en la que Argentina estuvo representada por el combinado Los Ceibos en las dos fechas disputadas.
Fuente: Deportes Telam