En la AFA nadie apuesta a que el regreso del torneo se cumpla en los plazos establecidos.
AAjeno a todo lo que rodea al fútbol argentino, el cronograma de la primera división mantiene al 3 de febrero como fecha de reinicio del torneo. En las oficinas de la AFA nadie apuesta a que la pelota vuelva a rodar ese día. Es más, paga mucho menos la suspensión por tiempo indeterminado que el regreso a la actividad. Los dirigentes de la máxima categoría, enfrentados por la política, parecen estar de acuerdo en algo: así como está configurado el mapa del fútbol, la actividad no se retomará en la primera semana de febrero.
En los últimos días de 2016, y cuando ya era un hecho que la AFA no pagaría los $350 millones que les había prometido a los clubes, se especuló con que el torneo de primera postergaría por una semana su reinicio. No hubo ninguna comunicación oficial, porque el rumor coincidió con la internación de Armando Pérez, presidente del Comité de Regularización, afectado por una trombosis pulmonar.
Escasísimos refuerzos, pretemporadas gasoleras y planteles enteros con atrasos salariales configuran un escenario demasiado frágil como para reanudar el torneo. El gremio de los jugadores ya le pidió al Ministerio de Trabajo que arbitre los medios necesarios para garantizar el cobro de los contratos de sus afiliados. El secretario general de Agremiados, Sergio Marchi, estimó en $425 millones la deuda total con los futbolistas. Está previsto un nuevo encuentro entre autoridades, clubes, la AFA y el gremio para evitar un paro de los jugadores.
El ascenso, mientras tanto, suma presiones. «No vamos a jugar hasta que honren las deudas y tengamos un contrato serio de televisión», dijo Daniel Ferreiro, vicepresidente de Nueva Chicago y referente de la B Nacional, que el martes comunicó su decisión de no retomar la actividad. La Primera C hizo lo mismo, y anunció una «postergación por tiempo indeterminado» de su competencia, que debía reiniciar el 4 de febrero. Se espera que el Federal A haga lo mismo. E idéntico camino seguirían la B Metropolitana y la D.
La situación se destraba con dinero, como tantas otras veces en la historia reciente del fútbol argentino. Queda por resolverse la rescisión del contrato del Fútbol Para Todos, que rige hasta septiembre de 2019. Y, una vez que la AFA (o la Superliga) recuperen los derechos de TV, podrán negociarlos con los oferentes que haya. La oferta del Gobierno no varió: la salida del convenio vale $530 millones. Eso sí, luego de negociar el valor, la AFA deberá llamar a una Asamblea para refrendar la cancelación del contrato.